Todos los que lo conocimos supimos de su celo y su Fe .Hasta el año pasado vivió en nuestra comunidad de Florida. Todos los que compartimos algo con él pudimos ser testigos de su entrega de servicio a padres, alumnos y docentes. Siempre dispuesto a animar y a encontrar el lado positivo de las cosas que emprendimos.
Al decir de varios su pensamiento se correspondía muchas veces a los más jóvenes. Su libertad para hablar y opinar siempre nos ayudó, ya que nos corría de los prejuicios o falsos preconceptos sobre las personas o las ideas.
Fraterno en el trato diario y de trabajo intenso en lo catequístico Pastoral .Hoy en su Pascua rezamos junto a todos Uds. Por él, su familia y todos los Hermanos de La Salle.
Por último le queremos manifestar que la persona del Hno. Luis nos ayudó a crecer en la Fe, su testimonio movió más que sus palabras a la hora de jugar opiniones o tomar posturas en los debates de los últimos treinta años. Damos gracias a Dios por su vida de Hermano.
Les adjuntamos unos versos que escribiera el Hno. Fermín en ocasión de sus 80 años.
El Domingo 25/10 rezaremos por él en la misa del Día de la Familia a las 11.30 hs.
Fraternalmente Consejo Directivo
Hombre Vida
Recuerdo que una vez en Ecuador
te definí diciendo a mis Hermanos
que eras un Lasallano insumergible
sobreviviente de unos cien naufragios.
Un corazón inquieto desde niño
para seguir a Cristo, soportando
moldes viejos que un día ayudarías
a lanzar por el aire hechos pedazos.
Un corazón inquieto desde joven
viviendo en tu colegio el entusiasmo
de los albores de la acción católica
formando a tus alumnos y empuñado
el "gladius" salvador de la Palabra
del Señor que mostraba para el laico
caminos nuevos para construir
una iglesia con aires renovados.
Luchador incansable para hacer
de la escuela un espacio para el diálogo
de la ciencia y la fe, en que cada cual
se sintiera en su hogar, poniendo el grano
de su arena en la mezcla y la semilla
de su vida en el surco esperanzado.
Aunque el tiempo pedía un mundo nuevo,
no fue fácil la lucha: a cabezazo
limpio, fuiste agrietando viejos muros,
rompiendo viejas puertas para el paso.
No todo fue beber copas de gloria:
apuraste la copa del fracaso.
Pero en cada naufragio resurgías
con la misma sonrisa, parpadeando,
como un pirata hurgando el horizonte
con tu calidoscopio emborrachado.
Y descubrías para tus proyectos
entusiastas de nuevo nuevos campos:
la ciencia, la liturgia, la oración,
la catequesis juvenil y el canto,
la lectura insaciable, las tijeras
incansables de hormiga que juntando
hojas y hojas compone sus folletos,
sus revistas y afiches y ese fardo
de carteles y libros para dar
instrumentos de lucha a tus hermanos.
Y paralelamente acompañaste
la vida religiosa con un largo
y paciente trabajo en las revistas,
los encuentros latinoamericanos,
los retiros y el claro testimonio
de tu vida jovial de consagrado
al compartir el rezo y las fatigas,
al compartir un truco o un asado,
al ayudar a algún hermano enfermo
a beber con fe y paz su último trago.
"Canto vida" llamaste a un cancionero:
"Hombre vida" sería tu retrato.
Ahora que vas entrando a un puerto nuevo
con tu cargado barco octogenario,
es bueno detenernos un momento
y festejar fraternalmente un rato.
Y bendecir a Dios que te condujo
por caminos tan duros y variados,
y que supo sacarte del apuro
tan Luis Combes, tan fresco, tan humano.
Después podrás seguir llevando a cuestas
la cruz de tus achaques, tan gallardo
como siempre, y abriendo nuevos rumbos
gastando siete vidas como un gato,
hasta que el Padre logre sumergirte
en el mar amoroso de sus manos.
Hno. Fermín Gaínza – Córdoba, junio 2000 al Hno.Luis en sus 80 años
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